Ella era hermosa de su propia misteriosa forma.Sus ojos y cabello eran casi tan negros como el liston de terciopelo que llevaba en su cuello.

El dia de su boda, aquella noche de otoño,ella vestia un vestido blanco, un velo blanco y su cara se veía pálida, lo que no hacía mas que resaltar el lazo negro que rodeaba su cuello.Su prometido no olvidaría la cara de sorpresa de los invitados.Entonces sus ojos se encontraro, no haciendo mas que disipar esa preocupacion.

El no volvio a pensar en ese lazo por el resto del día.Era un dia para disfrutar y aquellos a quienes le parecían extraño, se guardaron los pensamientos para si mismos.En la noche de bodas fue el unico momento en que su esposo dijo algo al respecto.

"Todavia tienes esa cosa en el cuello?, Por que no me jor te la quitas?" Preguntó él

"Lamentarias que lo hiciese"Respondió ella"Así que no me la quitaré"

Esa respuesta lo preturbó,pero no siguió preguntando,recien comenzaba su vida de casados,habia mucho tiempo para que ella cambiara.

Su vida juntos habia sido agradable, él creyo que habia encontrado a la mujer perfecta..casi perfecta.Aunque ella tenia un gran numero de vestidos, nunca cambiaba su lazo negro, lo que lo empezaba a molestar.Cuando la besaba, sentia como ese lazo le raspaba el cuello.Ya empezaba a poner a prueba el matrimonio.

"Podrías por favor quitarte ese maldito lazo?"Le preguntaba cada vez mas frecuentemente

Y cada vez le respondia lo mismo "Lamentarias que lo hiciese"

Una noche que ella dormía él trato de quitarle dicho lazo, cuando se percato que estaba casi adherido a su piel, era como una delgada linea de terciopelo sobre su cuello.No tenia principio ni fin.Los días no fueron los mismos despues de eso.

La mañana siguiente, luego de eso, en la mesa del desayuno, su cara de cansancio era clara.Habia un silencio profundo en esa cocina hasta que él dijo

"Quitatelo o yo te lo quitaré."

"Qué?" Respondio la esposa asustada

"Quitate ese lazo o yo te lo quitaré, lo digo en serio"

"Lamentarías que lo hiciese, así que no lo haré" La esposa sonrió y se fué.

Esa noche la esposa dormía sola, su marido había llegado tarde y borracho, cuando él vió unas tijeras sobre la mesa, unas tijeras lo suficientemente pequeñas para cortar el espacio entre su cuello y el lazo.Él ya habia tenido suficiente, y iba a cumplir lo que prometió.

Tomando las tijeras entre sus temblantes manos se acercó lentamente hacia su esposa, que dormía boca abajo en la cama.Él se inclino hacia su mujer y en un solo movimiento acercó la afilada hojilla de la tijera y cortó rapidamente el lazo.Él se había sentido triunfante porque por fín logró eliminar lo unico que los separaba.

El lazo negro cayó del cuello de su esposa....Y su cabeza cercenada rodó por la almohada hasta el piso de golpe...Mientras esta susurró por ultima vez:"Te dije que lo sentirías".